Escritura, Español, Sólo Mamás

Cómo descubrí que buscar trabajo es igual a buscar pareja

Buscar trabajo después de haber pasado tanto tiempo en casa es como volver a tener citas románticas con gente nueva tras una larga relación. Al menos así lo asumo, tras comparar mis recientes experiencias cazando trabajo con las historias que me cuentan mis amigas que han pasado por un divorcio y vuelven a enfrentarse al terreno del “dating”.

Me di cuenta además de que las entrevistas laborales para una mamá que desde hace años escasamente usa tacones, también le enseñan a conocerse, a enfrentar sus miedos, y sobre todo a saber lo que quiere y lo que no quiere para su futuro. Enfrentarse a este terreno en donde LinkedIn puede llegar fácilmente a ser una especie de Match.com, me ha dejado enseñanzas que espero puedan inspirar y/o hacer reír a otras mamás en mi misma situación.

Todo comienza con la creación de un perfil electrónico decente, una hoja de vida pulida y un cover letter en donde lo más esperado es que una mamá justifique al mundo lo que han sido estos años sin ir a una oficina, como si el reto de estar en la casa con los hijos fuese un crimen y un castigo simultáneamente. ¿Cómo hacerle entender a la gente que ser una mamá que se queda en casa no es sinónimo de perder el tiempo? ¿cuál es la necesidad de que las mamás estemos tratando de tapar lo que hacemos diariamente para que otros no nos vean como personajillos inútiles en pantalones de yoga? Pues yo decidí no caer en esa trampa y por el contrario, me siento orgullosa de todo este tiempo y de todo lo que me ha dejado. Jamás, así me cueste un millón de empleos, ocultaré que el mejor trabajo del mundo es el que tengo como mamá, el que más experiencia me ha dejado, y el que pongo y pondré por encima de todas las cosas. Así acudí a mi creatividad, al arte de contar historias y mi carta de presentación ha sido lo más honesto que he escrito en años.

Esto me ha ayudado a captar la atención de varias personas. Pronto comenzaron las citas a ciegas, AKA las temidas “entrevistas telefónicas”. Esas llamadas de primer contacto donde uno se siente como reina en concurso de belleza. Usted tiene solo unos segundos para responder las preguntas del jurado de recursos humanos, y por más de que usted se haya preparado, haya leído los mil y un artículos de cómo responder ante las preguntas de una entrevista, y sepa exactamente cómo se ve usted en un futuro cercano, le pasa lo de las reinas. Contesta y cuando cuelga se da golpes de pecho porque pudo haberlo dicho mejor si no es porque los nervios y la ansiedad le hicieron decir alguna estupidez. Y la única razón por la cual una persona se siente nerviosa ante una entrevista telefónica, así como en una cita romántica, es porque la contraparte le interesa. Usted se ve allí en esa relación, estable y feliz con solo una llamada.

Pasa una de dos cosas. Que la otra persona le diga un “estaremos en contacto”, (el equivalente al “yo te llamo”), o que le digan en concreto cuándo le harán la entrevista en persona, (el equivalente a la segunda cita). El problema es que en este mundo de redes sociales e interconectividad, tanto en el ámbito laboral como en el romántico hay infinidad de espacios por los cuales esa cita puede llevarse a cabo. Puede ser Skype, puede ser en persona. Lo cierto es que para esa segunda cita, además de todo lo escrito, usted tiene que vestirse para impresionar. Así como para una cita romántica, si le dan esa segunda oportunidad en donde usted podrá demostrar que sus respuestas de reina de belleza fueron simplemente producto del nerviosismo, tiene que asegurarse también de que la contraparte la vea lo mejor posible. Esto incluye, conseguir niñera, peinarse, hacerse el mani-pedi, y para una mamá que no se ha vestido de sastre en lo que parecen milenios, irse de compras a The Limited en busca de un atuendo que la haga sentirse como Olivia Pope.

En una ocasión tuve dos entrevistas durante el mismo día en un lapso de 4 horas. Una por Skype y la siguiente en persona. Aquí fue donde mis habilidades como mamá me ayudaron. Si hay algo que una mamá puede hacer es ingeniárselas para que el tiempo le alcance para todo. Usted sabe que puede cocinar, hablar por teléfono, y amamantar al mismo tiempo. Así que ir de punto A a punto B sin ensuciar mi sastre blanco no me iba a quedar grande. Y lo logré. Fue un día ajetreado pero satisfactorio. Aprendí muchas cosas en solo un día.

Ser contactado nuevamente por la misma empresa, o por el mismo prospecto romántico puede ser gratificante, porque usted se da cuenta de que de que la contraparte tiene un interés. En este punto la química juega un papel muy importante en cualquiera de las dos situaciones. Así como cuando usted reconoce que el tipo que tiene en frente no la va a llenar emocionalmente con solo ver cómo se viste y con lo que dice y hace en los primeros 5 minutos de la cita, usted sabe si la persona que la está entrevistando para un trabajo puede ser en realidad su potencial jefe o compañero y usted se visualiza inmediatamente en la oficina (o en el altar en el otro caso). Pero recuerde que esto se da de ambos lados. En una cita usted también alcanza a reconocer cuando “él no está lo suficientemente interesado” y está en sus manos perseverar para tener una relación a toda costa, o puede decidir salir corriendo inmediatamente y sin pagar la cuenta.

En la entrevista, la otra persona además de sus gestos puede además tener papel y lápiz en mano, lo cual puede ser intimidante, puede sonreírle y darle confianza, puede ser cortante y limitarse a hacer tres preguntas de esas predecibles por cualquier blog laboral, o puede llegar a ofrecerle un café y darle una pequeña cátedra de marketing y social media… el caso es que aquí es cuando la relación nace o se deshace. Vienen los días de espera mirando el teléfono, revisando el email, y preguntándose si la relación, romántica o laboral, se dará o no. Si las cosas fluyen le pueden decir “no puedo esperar a volverte a ver” o “está contratado”. Si los días de espera lo carcomen usted puede dar un paso hacia la mitad del camino con un comentario casual en Facebook para la relación romántica o el llamado “follow up email” en cuestión laboral. Es natural tenerle miedo al rechazo, a nadie le gusta que le digan que no sobre todo cuando alguien o un puesto le genera mucho interés. Pero si al final las cosas no se dan no está mal recurrir a las frases de cajón “lo que es de uno es de uno” o el tan bien ponderado “Dios sabe como hace sus cosas” y seguir adelante.

Siempre he pensado que cada persona tiene un gran talento para algo específico. Hay que aferrarse a ese llamado. Por supuesto, usted puede no tener ciertas habilidades para hacer un trabajo en específico, pero las habilidades pueden adquirirse o mejorarse. El talento no. El talento es innato. Nunca un empleador o un prospecto romántico van a saber con una conversación si usted es la persona que busca. Muchas veces esa relación por la que usted no daba un peso inicialmente termina siendo el amor de su vida, como esa entrevista de la que usted salió casi llorando termina por convertirse en el trabajo de sus sueños. A todo hay que darle un tiempo, una oportunidad de desarrollarse y lo que sea que pase, aprenda y siga caminado ya sea en sus nuevos tacones o en sus cómodas pantuflas.

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