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Corre Fénix Corre

En algún punto del año pasado: Me encontraba navegando por la red buscando dietas milagrosas para poder bajar de peso. Erik tenía tal vez semanas de nacido y yo ya estaba en crisis. De repente, una epifanía. Tengo que correr. Esto fue algo que me ayudó mucho la vez pasada. Sin embargo, tenía que ponerme un reto. Obligarme a hacer algo que me sacara de mi zona de confort. Así apareció por casualidad una publicidad de una carrera llamada The Color Run. 5 kilómetros de distancia en un ambiente lleno de colorido y gente feliz.  Sonaba bien. No tomaban el tiempo, podía ser algo divertido que me incentivara a correr de otra manera, fuera de un treadmill. Se lo propuse a mi grupo de amigas y nos inscribimos a la carrera. La veía como algo lejano, podía prepararme, tenía varios meses de gracia. … Mi peso en ese entonces era 169 libras. Mi idea era que para el momento de la carrera yo ya tendría por lo menos que estar debajo de las 150 y con el estado físico que logré post-Eva. Correría sin problemas…

Sábado, Abril 5 de 2014:  Milagrosamente Erik me dejó dormir hasta las 5:30 a.m. Fue mi primer triunfo del día. Me mire al espejo y me pregunté, una vez más, “¿cómo demonios voy a correr esa carrera?”.  Mi peso seguía igual al de hace un par de semanas a pesar de que había comenzado a entrenar mejor: 158.2 libras.  Sin embargo tomé mis cosas y salí. Todavía estaba oscuro. Me encontré con mis amigas para irnos a la carrera y a pesar de mi frustración de saber que nada de lo que me había propuesto para este momento se había cumplido, ellas me contagiaron de entusiasmo. “La vamos a pasar bien”, pensé.

Fue increíble llegar al lugar y sentir esa energía tan positiva.  Correr por diversión era algo que hasta hace unos años para mi era inconcebible.  Supe que había elegido bien el tipo de carrera para ser la primera vez, pues no existía esa presión de competir o lograr un tiempo récord. La intención era hacerla como fuera, así tuviera que llegar rodando a la meta, o como la liebre y la tortuga…

Comencé despacio. Al poco tiempo vi que mis amigas ya me habían dejado botada… yo seguía a mi ritmo. En cada estación había gente cuya misión era embadurnar a los participantes con polvo de colores.  Al rato las vi a a ellas esperándome, dándome ánimos.  Yo las pasaba de largo porque sabía que me alcanzarían otra vez. Así las veía de vez en cuando pintadas de otro color diferente y esperándome. Por momentos tuve que caminar, obvio. Pero me decía a mi misma que tenía que lograrlo como fuera y entonces tomaba fuerzas y seguía corriendo.  Las primeras dos estaciones fueron las más difíciles. Después ya logré concentrarme y olvidarme del cansancio y la fatiga momentánea.  Veía a la gente, unos sonriendo, otros caminando, otros tomados de la mano, mamás con sus hijos a cuestas o en sus cochecitos de bebé, personas mayores, niños, mujeres embarazadas y hasta personas en silla de ruedas.  Llegando a la meta las vi nuevamente esperándome para llegar juntas al final.  Me solté el pelo que estaba ya cubierto de color rosado, tomé aire y terminé la carrera con una sonrisa y el “lo logré” pintado en el rostro.

Definitivamente es una experiencia que quiero repetir. No solo porque hoy mi balanza decía 156.6 sino porque una simple corta carrera puede dejar lecciones personales.  The Color Run me hizo pensar en la vida como una carrera de colores… La corremos con millones de personas al mismo tiempo, con la fortuna de tener unos cuantos que nos esperan, nos apoyan, nos motivan en cada estación.  A veces el color es alegre, otras más sombrío. Por momentos nos toca parar, andar a un ritmo lento. Otros tramos los tomamos con vigor y le subimos la velocidad a nuestros pasos. Hay subidas, bajadas y obstáculos. Nadie puede correr la carrera por uno, como nadie puede hacer que uno la disfrute o no porque eso depende de la actitud con la que corramos. Cada quien va a su ritmo, nadie puede comparar sus pasos a los de otro. Cada quien corre escuchando sus propias canciones, con motivaciones y objetivos distintos.  Y al final supongo que si existe el cielo, que espero que así sea, me lo imagino como una meta llena de papelitos y vítores a la que podamos llegar con una sonrisa y pintados de colores diciendo: ¡Lo logré y lo disfruté al máximo!

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La respectiva selfie de la victoria!

La respectiva selfie de la victoria!

¿Ha participado en una carrera? Cuéntenme sus experiencias

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