Escritura, Español

Cuando el mal tiene cara

Muchos han estudiado la importancia de los héroes y los villanos de las historias de ficción para analizar la sociedad real en que vivimos. Para el creador de historias, desde mi humilde punto de vista, existe una gran responsabilidad al crear al héroe pues el es eje de la narración. Es a quien el lector o espectador buscará en busca de respuestas y con quien suponemos se identificará para crear una conexión con la historia. Sin embargo, creo que una mayor responsabilidad está en la creación del villano. Ese personaje que ejerce el papel del conflicto, en quien el autor recarga el lado oscuro de la historia y que despertará en la audiencia sus grandes miedos. No es un secreto que las personas se identifican con los personajes, sean héroes o villanos, y de ahí se genera esa fascinación que nos despiertan. Entonces, ¿qué pasa cuando el villano llega a tener matices tan reales que nos llevan a cuestionarnos sobre el verdadero papel del mal en nuestra sociedad?

Mike Alsford, dice en su libro “Héroes y Villanos”, que el objetivo principal del villano es ejercer el poder sobre otros y describe como el villano representa esos grandes temores internos, en especial el temor de perder la libertad, algo que de acuerdo con muchos filósofos, historiadores y académicos, es uno de los valores más preciados por el ser humano. El villano, ese ser individualista que se sitúa por encima del resto, es quien impone su voluntad a cualquier precio, con sus propias reglas y estándares. Y a veces el personaje es tan real que podemos llegar a pensar “ese villano puede ser el vecino” e incluso cuando vemos que en la sociedad se presentan actos de maldad, podemos concluir que es gracias a la influencia que ejercen los villanos de ficción en la sociedad actual.

Es por esto que en este momento estoy fascinada y aterrada a la vez con dos villanos que han logrado generar grandes discusiones dentro de los seguidores de sus historias. Hablo nada más ni nada menos que de Joe Carroll, villano de la serie “The Following” representado por el actor James Purefoy, y El Gobernador de la serie “The Walking Dead” representado por David Morrissey. Aunque son dos tipos de villanos diferentes, me tiene consternada la idea de este nuevo villano atractivo, inteligente, cautivador, obviamente poderoso y psicópata. Ambos personajes tienen matices tan reales que me llevan a pensar que allá afuera pueden haber miles de Joe Carroll andando por ahí buscando seguidores, o Gobernadores en busca de oportunidades de fundar su propio Woodbury. Hay que reconocer que parte del éxito de estas dos series radica en la fuerza que ejercen sus villanos. Además ambas están basadas en historias fascinantes, viscerales, y majestosamente escritas, combinadas con un elenco de actores increíbles y personajes perfectamente definidos. Sin duda dos de las series que más me han cautivado en los últimos años.

La esperanza que me queda es que en el fondo mi corazón de escritora y espectadora, me dice que el bien siempre triunfa sobre el mal. Soy partidaria de los finales felices que le dan a esta humanidad esperanzas y razones para seguir creyendo en la luz. Sin embargo, esto no quita que el mal deje estragos en quienes lo padecen, y que en cierta manera define las historias, los personajes a su paso y de gran manera, lecciones no solo para la audiencia sino para su propio creador.

¿Qué opinan? ¿Cuál es su villano favorito y por qué?

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