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3 razones por las cuales me enamoré de La La Land CUIDADO CONTIENE SPOILERS

Con la películas musicales hay que tener cuidado. Son producciones consentidas por los críticos y la academia. En cuanto al público hay solo tres tipos de personas. Quienes las aman, quienes las soportan amando algunas y odiando otras, y los que definitivamente no pueden con ellas. Yo pertenezco a la segunda categoría. Salvo las películas de Disney (que son un animal completamente diferente), los únicos musicales que he disfrutado han sido El Mago de Oz, Chicago y Moulin Rouge. No pude ver más de 10 minutos de Les Miserables, aunque si vi en repetidas ocasiones la escena de I deamed a dream de Anne Hathaway, y no me juzguen pero jamás he visto Grease. Aunque debo decir que amé la serie Glee, y hay otras producciones buenas como Walk the Line, que no son propiamente musicales pero están basadas en la música, y aun no he tenido la fortuna de ver un musical en vivo, algo que asumo es una experiencia completamente diferente, a juzgar por las pocas producciones en escena para niños a las que he asistido. Diciendo esto ahora si voy a lo que voy. Creo que La La Land es el mejor musical que se he disfrutado hasta el momento en el cine. Los personajes, la historia, los números musicales, todos los detalles de la producción, la química y las actuaciones de Emma Stone y Ryan Gosling, todo es absolutamente brillante y ahora entiendo por qué ha sido laureada y reconocida.

 

Y aquí va el mensaje antes de los SPOILERS. Si usted no ha visto La La Land y quiere verla, no siga leyendo. Si ya la vio continúe. Pero a lo mejor, si usted es uno de esos a quienes los musicales lo sacan corriendo, de pronto este artículo que no tiene la intención de ser un review le puede interesar y quien quita que se anime a verla, eso si sabiendo ya muchos detalles.

 

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Listo.

Vamos por partes.

  1. La controversia: El Final. Los últimos 7 minutos, cuando Mia entra al bar de Sebastian y visualiza lo que pudo haber sido su vida con él, me dejaron petrificada en el asiento del cine. La musicalización y la perfección cinematográfica de ese segmento no tienen comparación para mi con ninguna película reciente. Y ni hablar del impacto que genera en el espectador. Desde que me vi la película hace unos días, no he dejado de pensar en esas situaciones en mi vida en las que una acción, o una decisión aparentemente sin importancia, han sido determinantes en la vida que llevo hoy. Creo que el final de La La Land manda un mensaje muy claro. La felicidad no es el objetivo. Es el camino. Cualquiera que sea el sueño personal, hay personas que pasarán por nuestras vidas, unas quedándose, otras no, dejando lecciones importantes. Al fin de cuentas, si conseguimos nuestros sueños, esos que hemos perseguido siempre, al final no hay nada de lo que arrepentirse. Todas las decisiones buenas o malas, son necesarias.

 

 

  1. ¿Amor o sueños? Ninguna relación es inconclusa, hasta aquellas que terminan abruptamente sin una explicación terminan cuando su ciclo no da más. Claro, yo soy una romántica empedernida y por su puesto, hubiese sido un final satisfactorio para románticas como yo, algo bello y rosa si los dos hubiesen permanecido juntos. Pero lo bueno de su historia y lo más real, y la razón por la que muchos nos hemos identificado con los personajes, es que precisamente no quedaron juntos. Ambos fueron fieles a su sueños. A veces las parejas pueden ser compatibles, pueden amarse, pero sus sueños no se dirigen en la misma dirección. Y en esas instancias de la vida en la que se encuentran los personajes, siendo jóvenes con todo el futuro y vida por delante, en donde no se depende de nadie y nadie depende de ti, creo que los sueños llevan una prioridad. Toda la última secuencia está en la cabeza de Mia y es básicamente (o así lo percibí yo), qué hubiese sucedido si él hubiese apoyado el sueño de ella primero. ¿Qué hubiese sido de sus sueños? ¿Fue lo que vio Mia una versión alternativa de la realidad según ella o fue realmente lo que pudo pasar? Creo que esa respuesta la da cada persona en su propia interpretación. Lo cierto es que los “hubiese” no existen. Y así como Mia y Sebastian siguen su camino y se intercambian una mirada de complicidad y una melancólica sonrisa al final, la vida sigue adelante. Creo que si uno persigue sus sueños, será feliz independientemente de con quién llegue a compartirlos. Todos hemos pasado por relaciones amorosas así, que nos permiten no solo crecer como seres humanos, pero darnos cuenta de quiénes somos y qué queremos en la vida, y a veces prevalece más la expectativa del futuro que el ahora, y es por eso que ese tipo de relación no puede seguir. Pero esas personas jugaron un papel importante en nuestro camino y en parte les debemos el que nos hayamos enfocado en conseguir lo que queremos.

 

 

  1. La vida de todo artista es la vida en La La Land. Una de las cosas que más me dejó pensando después de ver esta historia fue el verme reflejada en ambos personajes. Siempre quise escribir. Por mucho tiempo he perseguido el sueño de publicar mis libros y ser exitosa. Pero así como a Mia me han cerrado las puertas en la cara. He dudado. También he sentido en carne propia lo que es que quieras llenar un salón para un evento y darte cuenta de quién está apoyándote y quién no. O como a Sebastian, muchas personas han intentado persuadirme para escribir sobre otras cosas y no sobre lo que yo quiero, por no ser “rentable”. Tengo muchas amistades que incluso consideran que ser escritora no es un oficio sino un hobby, y reconozco sus comentarios y miradas inquisidoras en muchas ocasiones. Tal vez nunca llegue a ser famosa, o a vender millones de libros, pero hoy en día soy feliz haciendo lo que me nace hacer y tengo una maravillosa familia con quien compartirlo. Entender la cabeza de un artista es muy difícil. Estamos hechos de sueños. Nos hemos levantado a parte de soledades e introspección. Y tenemos que remar contra la corriente. Sin embargo, hay quienes en algún momento nos dan la oportunidad. Una escena que me llegó hasta los huesos y que todo artista debería ver, es cuando Mia hace esa audición definitiva que le abre las puertas a su éxito. El mensaje de esa canción y el poder actoral de Emma Stone son increíbles. Estaré agradecida con esta escena toda mi vida. Y no se si fue casualidad pero precisamente hoy tuve noticias de una puerta muy grande que está por abrirse. Alguien que quiere apostar por lo que escribo. Así que veremos qué depara el destino. Yo lo recibiré feliz y agradecida.

Y ustedes, ¿ya vieron La La Land? ¿Qué fue lo que más les gustó? ¿Qué opinan de todo esto? ¿Se identifican con sus personajes? ¡Los escucho!

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